Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada
Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!
Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.
Este poema a mi entender es una critica al hombre por pretender la pureza que el no esta dispuesto a dar. Me identifique de manera directa con este poema, no por que sea mi punto de vista, si no por que en mi vida diaria he encontrado una muestra representativa de hombre al igual que yo, pero que comparten este ideal, tal vez piensan que por ellas ser mujeres tendrían la obligación de ser puras y castas. Pero no se dan cuenta que vivimos en una era muy avanzada en la que todos somos iguales sin importar sexo, raza etc. Y en mi opinión personal no podemos exigir algo que no somos capaces de ser. Porque de otro modo donde quedaría nuestra moral.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario